La patente original —registrada por la casa Piaggio de Pontedera, cerca de Pisa— se remonta al 23 de abril de 1946, con base en el proyecto del ingeniero aeronáutico Corradino D'Ascanio, mientras que su prototipo —el Paperino MP5— fue concebido en los alrededores de la ciuada de Biella, cuando —durante la Segunda Guerra Mundial— las plantas de Pontedera fueron trasladados a Piamonte, un lugar considerado más seguro en el contexto de los bombardeos de los aliados. Esta primera versión del proyecto fue, sin embargo, abandonada.
El origen del nombre “Vespa”, que más tarde se convirtió en mundialmente famoso, sigue siendo incierto. De acuerdo con la versión más popular, parece haber nacido de una exclamación de Enrico Piaggio quien —al ver el prototipo— dijo, «¡parece una avispa!» (vespa significa avispa en italiano) por el sonido del motor y su línea muy estrecha.
Tal vez la mayor innovación de este modelo fue la presencia de un monocasco que cubría completamente el motor y las partes mecánicas principales, permitiendo así el uso del vehículo con la ropa de cada día y disipando la reputación según la cual las motocicletas ensuciaban al conductor.
La posición del motor permitía la transmisión directa de la caja de cambios a la rueda trasera sin cadena, que era parte de la simplicidad de diseño que favoreció el éxito de la Vespa.
El primer modelo tenía una cilindrada de 98 cc, motor de dos tiempos de tres velocidades, encendido por volante magnético y potencia máxima de 3,2 caballos a 4500 rpm, características que le permitían alcanzar una velocidad de 60 km/h y ascender pendientes de 20%.
El lanzamiento de este nuevo vehículo se llevó a cabo a través de los concesionarios de una de las más famosas, antiguas y prestigiosas marcas de autos italianos: Lancia, subrayando así el hecho de que el nuevo diseño había sido probado por Vincenzo Lancia en 1923.
Las 100 ejemplares pre-serie expuestos se vendieron como pan caliente y comenzó así la producción de un primer lote de 2,500 unidades, de las cuales 2,181 fueron vendidas en 1946, resultado que se quintuplicaría durante el año siguiente, con 10,535 Vespas vendidas.
El precio original de 68 mil liras equivalía a varios meses de sueldo de un empleado, sin embargo la posibilidad de pago en cuotas fue un gran estímulo para las ventas: la Vespa dio así el primer impulso a la motorización masiva en Italia, incluso antes de la llegada del otro gran protagonista: el Fiat 500.
A pesar del paso de los años, la Vespa sigue siendo uno de los ejemplos más exitosos de diseño industrial en el mundo. Su línea, aun después de las inevitables modificaciones, sigue siendo única. Sea cual sea el modelo, independientemente del año de producción, sus características principales provocan que el “objeto Vespa” continúe siendo prácticamente inconfundible.
Después de un período de no renovación de los modelos que causó la interrupción de la presencia de la marca en el mercado de los Estados Unidos a principios del siglo XXI, Piaggio introdujo una nueva serie con motor de 4 tiempos y transmisión automática. En 2010 fue presentado en el EICMA de Milán, el nuevo modelo PX 150 —idéntico al de los años ochenta— lo que marcó el retorno a la Vespa clásica con transmisión de dos tiempos y cuatro velocidades.
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