Nacieron gracias al praxinoscopio, inventado por el científico francés Émile Reynaud. En un artículo de la revista La Nature
Reynaud había encontrado un informe de los últimos avances de la
reproducción óptica de la ilusión de movimiento (cómo la contemplación
de una sucesión de imágenes daba una impresión de movimiento continuo)
y, tras varios intentos, construyó en 1877 el praxinoscopio-teatro, que
simulaba las bambalinas de un escenario y proyectaba a través de él
secuencias de dibujos.
Luego lo transformó en el teatro
óptico, que no era otra cosa que un proyector que funcionaba gracias a
la combinación de espejos y una linterna. Al mostrarse en una pantalla,
las nuevas “películas de animación” podían ser disfrutadas por mayor
número de espectadores. El propio Reynaud hacía los dibujos y los
coloreaba en un soporte de gelatina recortada en una larga tira
transparente perforada entre imagen e imagen.
En 1888, tras una exhibición
informal en su casa, entre amigos, de la cinta titulada Un bon bock (que
medía nada menos que 50 metros, tenía 7000 imágenes y duraba 15
minutos), Reynaud decidió solicitar una patente del invento. Y el 28 de
octubre de 1892 exhibió sus imágenes animadas en un museo de cera del
boulevard Montmartre de París. Se calcula que entre 1892 y 1900, medio
millón de espectadores acudió a ver las llamadas “pantomimas luminosas”
de Reynaud, padre de los dibujos animados.
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1 comentarios :
FELIZ NAVIDAD
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