10 dic 2013

El reloj de arena

El reloj de arena es un instrumento mecánico que sirve para medir un determinado transcurso de tiempo, desde el momento en que la arena comienza a caer del receptáculo o bulbo superior al inferior, hasta que termina de hacerlo, y sólo requiere de la energía potencial de la gravedad para su funcionamiento.

Dado que el periodo de tiempo que mide es fijo, aunque con ligeras variaciones, actualmente está en desuso, sustituyéndole el reloj de pulsera para conocer la hora, y el cronómetro para medir el tiempo preciso transcurrido entre dos sucesos.

Aunque se estima que su uso es muy antiguo, no hay evidencias precisas sobre su origen. La primera evidencia concreta sobre la existencia de los relojes de arena se puede encontrar en una pintura de Ambrogio Lorenzetti que data del año 1328. Existieron en distintas épocas, de diversos tamaños y modelos, e incluso se construyeron algunos tan grandes que eran capaces de medir un día entero.

Algunos afirman que los romanos los usaban durante la noche, o que también los pudo haber inventado un monje francés para medir los tiempos de meditación.

Actualmente, son generalmente pequeños: se utilizan con fines decorativos y para medir el tiempo en diversas actividades cotidianas, como pueden el tiempo de una lectura de comprensión, tiempo en arreglarse para salir de la casa, de descanso breve o, inclusive, en algún programa de TV se utiliza para medir el tiempo de los concursantes en turno. Muchos juegos de mesa incluyen pequeños relojes de arena que miden periodos cortos.

También existen relojes de arena compuestos de varios niveles o en paquete de varios en un mismo contenedor que, aunque tienen similar tamaño, miden distintos periodos de tiempo. Son más comunes de encontrar aquellos que miden periodos útiles de tiempo como 5, 10, 15 ó 30 minutos.

Está formado por una pieza tridimensional de vidrio transparente en forma de 8, compuesta por dos receptáculos o bulbos redondos de las mismas dimensiones, en cuyo interior debe colocarse arena fina, llenandose entre la mitad y tres cuartos de la capacidad de uno de los bulbos, ya que por norma no debe quedar lleno ninguno de los bulbos para el correcto funcionamiento del dispositivo. Ambos receptáculos están comunicados entre sí por un orificio estrecho en el centro.

Esta pieza de vidrio se complementa por un contenedor de metal o madera, compuesto por dos bases cilíndricas en planos paralelos que, normalmente, se unen mediante tres pilares, lo que permite colocar el reloj verticalmente, de manera fija, para ser utilizado.

El orificio estrecho del centro permite que la arena se deslice a un ritmo lento constante: conforme el bulbo superior se va vaciando, el inferior se llena, poco a poco, evitando que pase toda la arena de golpe, lo cual carecería de utilidad.

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2 comentarios :

Ester dijo...

Y cuando cambia la hora ¿ como lo atraso?

Ester dijo...

Y cuando cambia la hora ¿ como lo atraso?